Hechos de metal, en forma de tazón y con un sonido similar al de una campana, los cuencos tibetanos han sido usados en Asia para la meditación, la introducción al trance y la relajación.
La energía que generan las vibraciones de estos cuencos ayuda a las personas a alcanzar un estado de paz profunda que favorece el positivismo y abre la mente y los oídos a las necesidades reales del ser humano.